Querétaro, Querétaro

Una metrópoli con historiaLa ciudad de Querétaro posee una inmensa riqueza histórica ya que ha sido testigo de diferentes acontecimientos de relevancia en nuestro país, además de tener el muy representativo barroco colonial del siglo XVIII en la mayoría de sus edificaciones, con todo esto a su favor sería raro no encontrarnos con personajes que a pesar de no estar en los libros de historia, son parte del legado histórico de esta mágica ciudad.

Ubicado en la región bajío de México, la capital de Querétaro se encuentra a tan sólo un par de horas de Ciudad de México. Cuenta con un clima cálido la mayor parte del año con temperaturas que oscilan entre los 18°C y 20°C. Colinda al norte con San Luis Potosí y al Oeste con Guanajuato, lo que lo coloca en el centro de nuestro país. También mantiene cercanía al suroeste con Michoacán y al sureste con el Estado de México.

La versatibilidad de dos mundos

Esta hermosa ciudad combina la esencia provinciana con una realidad cosmopolita, uniendo nostalgia y futuro. Sobre estos pilares se configura la identidad de Querétaro y de quienes la habitan; los más conocedores le llaman a este rasgo distintivo: “la queretaneidad”.

La queretaneidad es comer, pasear y divertirse; es ese folklore que está plasmado en sus jardines, calles, teatros, arenas, mercados y restaurantes. Para los queretanos es un estilo de vida atesorado en sus tradiciones; para quienes visitan esta ciudad, es una experiencia que se debe conocer.

Comienza a vivir la queretaneidad visitando el Templo de San Francisco de Asís y la Casa de la Corregidora en el centro de Querétaro, dos emblemáticos sitios que podrás recorrer en tu visita a esta ciudad independentista. Después, dirígete al majestuoso Acueducto de Querétaro que mide más de ocho mil metros de largo.

No te puedes ir de Querétaro sin caminar por los callejones del centro, degustar unas enchiladas queretanas en la terraza de algún restaurante, comer una deliciosa marquesita de crema de avellana con queso de bola y beber un atole blanco calientito en los puestos de las plazas principales.